La Gomera es una isla forjada por su actividad volcánica e influenciada por el clima. Encontramos un relieve escarpado, con profundos barrancos, de los cuales ejercen conos volcánicos impresionantes. En el centro de la isla, la laurisilva es un bosque oscuro y húmedo casi impenetrable.
Esta diversidad de ecosistemas se debe a los alisios. Estos vientos crean un mar de nubes sobre el flanco del volcán y aportan niebla y humedad. En el norte y en el centro, se pueden encontrar paisajes exuberantes, mientras que en el sur, la vegetación tropical es la que domina.
En el corazón de la isla, el Parque Nacional de Garajonay protege una de las últimas laurisilvas como existía entonces en la era terciaria en todo el Mediterráneo. Compuesta de una gran variedad de árboles y de plantas que prosperan gracias a la alta tasa de humedad, el parque ha sido clasificado como Patrimonio Mundial de la UNESCO.
Uno de los más bonitos recorridos de la isla consiste en bajar al barranco de Valle Gran Rey desde el pueblo de El Cercado, junto a la playa. Ubicado en el paisaje, podemos descubrir enormes plantaciones de palmeras y de cultivos en terrazas.
La ascensión del volcán de la isla es otro paseo que no se debe perder. Se parte de San Pedro, y se alcanza la cima de la isla en 5 horas de marcha tras haber hecho un alto en el cedro para comer o dormir. El sendero atraviesa el corazón de la laurisilva. En el alto de Garajonay, existe una vista impresionante del conjunto de la isla y del resto del archipiélago canario.
El artículo La Gomera, una naturaleza generosa y exuberante ha sido originalmente publicado en Absolut Viajes.